viernes, 11 de junio de 2021

MODIFICANDO PATRONES DE ALIMENTACION CON LA ARQUITECTURA Y EL DISEÑO

 EN POCAS PALABRAS...

La Arquitectura y el Diseño tienen la capacidad de impulsarnos a tomar comportamientos y actitudes frente a un plato de comida. Siendo entonces herramientas poderosas.

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jueves, 10 de junio de 2021

MODIFICANDO PATRONES DE ALIMENTACION CON LA ARQUITECTURA Y EL DISEÑO. La Nota Completa



Todos nos movemos en el espacio, con cierto ritmo. Este ritmo es un patrón de comportamiento espacial. Un patrón es una forma de pensar, sentir, reaccionar o actuar frente a una situación, y en el caso del espacio, frente a sus cualidades que le dan forma. Sin ir más lejos todos tenemos patrones de comportamientos en nuestra casa, muchos son copiados de nuestros referentes, otros son productos de nuestras propias reacciones. 

Existen respuestas a todo lo vital, entre ellos al hambre. Cuando satisfacemos, o no, necesidades y deseos, éstas se van guardando en nuestra cabeza, para luego ser utilizadas. Lo interesante es que creando entornos uno puede modificar, reperfilar, incluso cambiar esos modos. Esto se logra por medio de las herramientas de diseño de las que ya hemos hablado, que pueden influir en nuestra forma de comer.
Tal como sucede cuando dos personas que piensan diferente se juntan y desean mostrarle al otro su punto de vista. Se esfuerzan, plantean el caso, exponen sus aristas y sus razones tratando que el otro pueda visualizar la situación y modificar su sentir o comportamiento. Todo se trata de exponer con una buena estrategia. Lo impensado puede hacerte cambiar de opinión.

¿Eres bueno para convencer?

Un patrón de comportamiento tiene cuatro partes a tenerse en cuenta: Primero, una idea o una creencia Segundo, una emoción generada, Tercero una  Conducta y Cuarto una Reacción corporal como consecuencia a la conducta (satisfacción por alimentarnos por ejemplo)

El diseño y la arquitectura son para el comer, grandes aliados, pudiendo modificar ciertos patrones de comportamiento, siendo instrumentos para: despertar la percepción, disminuir el tiempo de consumo, o agilizarlo, fomentar la comida saludable y también reducir la ansiedad hacia la comida. 

Despertar la percepción 

Despertar la percepción tiene que ver con el estimular, con el seducir y con el asombrar. La meta como ya hemos explicado en otra ocasión, es el cerebro, y lo que se debe intentar es “darle buen material”. Saber esto es aunque parezca simple, una herramienta poderosa. El cerebro tiende a tener todo bajo control, y sorprendiéndolo se modificará  el patrón previsible y finalmente el de conducta. En un contexto adecuado y con una sorpresa agradable, el disfrute es máximo. Además no hay que olvidar que la percepción de una experiencia gustativa no es solo física, hay emoción y hay significado. 

Todo ello, bien ejecutado, nos hace disfrutar. Algo de lo que son conscientes chefs de renombre internacional o grupos de creación e investigación culinaria, como es el caso español de la Fundación Alícia (alimentación y ciencia). Ésta investiga como sorprender haciendo trampa para atraer la atención de los consumidores sea, el que se encuentra apto para consumir de forma normal, hasta personas mayores o enfermos incluso con dificultades de deglutir. Lo hacen cambiando texturas, viscosidades, colores, formas, etc. Situación que también puede encontrarse en el espacio que contiene una creación gastronómica, como ya hemos visto, y destinada como en el caso anterior a cualquier tipo de usuario. 

Se dan así dos corrientes (que a veces se superponen): la que despierta la percepción de sentidos sensoriales “una composición para ser sentida” y aquella que despierta  la percepción de significados  prevaleciendo hacer pensar que “el plato a degustar es una joya”. 

En la composición para sentir, los sentidos son claves. Primero la vista, que predispone, prepara y genera expectativas. Segundo el olfato, que confirma los datos de la vista, y suele “dar sentencia”. Al olfato le debemos gran parte de la experiencia gustativa. No solo porque él es el responsable del 90% del sabor (olemos dos veces: primero por nariz, y luego cuando introducimos y masticamos un bocado – las moléculas olorosas viajan por la parte de atrás de la boca hasta la cavidad nasal-). Sino porque el olfato puede ser el aliado del golpe de efecto en una experiencia espacial gustativa.  Para ello es importante conocer que nuestro cerebro procesa olores en la discontinuidad. Esto significa que percibe en el espacio,  aromas nuevos probablemente como parte de un proceso de supervivencia (para saber si hay riesgo en la experiencia). Al rato de percibir, tras evaluar el “no peligro” el cerebro deja de prestar atención. 

Mientras tanto, en la percepción de significados, aparecen desde grandes puestas espaciales hasta simples, pero enormes, platos que buscan enmarcar una experiencia deslumbrando, asombrando y generando algo de misticismo.

¿Cuántas propuestas originales se te ocurren para seducir a alguien?

Aumentar el tiempo de consumo 

Se puede aumentar el tiempo de consumo,  mejorando con ello la calidad y forma del mismo a través de la propuesta general. Basta pensar en el caso del diseño y la arquitectura del Slow Food. El Slow Food (comida lenta) es una filosofía para lograr un estilo de vida más relajada, que surgió por  cuestionamiento gastronómico  en 1989 a un restaurante de comida rápida en Italia.  

La idea es fomentar la valoración del alimento, su preparación y consumo en un ambiente acorde, pero también la valoración de la tradición de comer en calma, en grupo, y haciéndole honor al disfrute del encuentro y al contacto de todo lo sano y natural. Para ello se crean espacios ligados intensamente a la naturaleza  que sincronizan con éste en su ritmo sano y natural, invitando al usuario a adaptar sus dinámicas a él, lo que se traduce en fomentar experiencias extensas,  tranquilas, de reunión y en contacto con lo básico, que haga perder el sentido del tiempo de la mano del disfrute.

¿Sabes cómo extender una experiencia de placer? Utiliza las mismas herramientas para crear un espacio acorde.

Disminuir el tiempo de consumo 

Es una realidad que se puede disminuir el tiempo de consumo. Algo que tuvieron en claro los hermanos McDonald, allá por 1950 donde crearon el concepto Fast Food, que no solo incluía una producción en cadena, sino también un concepto de consumo. El diseño y la arquitectura del Fast Food, se basa en la combinación de colores estratégicos (generalmente rojo para la apertura del hambre y el impulso de comer y amarillo que genera inquietud y colabora en la rotación de mesa), música rápida (que también ayuda a la rotación), imágenes gigantes insinuantes y perfectas, (incluso en vallas en la zona pública que pueden o no coincidir con la realidad, pero que hace que cuando se toma contacto con el producto la compra ya está hecha) y muchos otros lineamientos que se estudian a la perfección.

¿Eres capaz de persuadir a alguien rápidamente? Lo mismo podrás hacer con el diseño.

Fomentar la Comida Saludable

La propuesta espacial debe acompañar siempre el tono de la comida que existe como meta. Si queremos fomentar la comida saludable, el ambiente también debe serlo, y debe promover todos los valores de ello. Transparencia. Valoración de lo esencial. Calma. Consciencia. Neutralidad. 

Todo ello se traduce en la combinación ideal de herramientas de diseño que promueven los hábitos desde preparación a degustación, que puede incluir desde sabias formas de almacenamiento, tentadoras formas de presentación de alternativas, el uso de la luz de manera inteligente, el control de ruidos que puede fomentar el consumo alterado, al igual que la concentración en focos distorsivos como la televisión que nos hace perder la atención en la comida. Por supuesto no debe existir ningún factor de un espacio obesogénico, entendiendo por ello el entorno que promueve el no esfuerzo, el sedentarismo, y los malos hábitos, que fomentan una alimentación no saludable. Por lo contrario debe fomentarse el mindfoodness (alimentación consciente). De cualquier forma siempre hay trucos, pequeños gestos con grandes resultados, como utilizar platos verdes cuando se quiere incentivar la comida de vegetales (por no contraste entre plato y alimento como ya se ha descripto en otra oportunidad)

¿Conoces técnicas para conectarte contigo mismo? Una similar secuencia puede ser útil para crear una experiencia gustativa.

Reducir la ansiedad hacia la comida 

La vida acelerada y las situaciones que atravesamos, nos hacen comer a veces de prisa. Otras veces la comida resulta un foco donde se centra nuestra ansiedad. El diseño y la arquitectura pueden hacer mucho por ello. Generando espacios que promuevan el autocontrol, el autoconocimiento, y la calma pero también sabiendo como dirigir la atención a lo que se debe. Focalizando. 

¿Cuáles son tus claves para no perder el control frente a una tentación? ¿Y para perderla?

La diseñadora especializada holandesa  Marije Vogelzang, creo  “Volumes”, objetos que mantienen el calor además de, gracias a su estética, concentrar nuestra atención. Se colocan en el centro del plato reduciendo la cantidad de alimento (y el cerebro entenderá que hay mayor volumen de comida servida). Pensado para permitir comer menos, concentrándonos en la comida y más lento o en forma más pausada, pues se mantiene por más tiempo la temperatura adecuada (funcionan como agentes térmicos: están hechos de piedras revestidas con silicona resistente al calor) . Esta creación de esta diseñadora va a contramarcha de lo que es ley para un chef: “No poner en un plato nada que no sea comestible”. Ahora bien se cumple el fin del diseño. Funciona. Incluso se podría utilizar con el mismo concepto, algo similar con  niños, desarrollando en ellos paciencia y concentración para degustar sabores que quizás no les sean atractivos, manteniendo el calor mientras el proceso se da y llamando su atención. 

¿Cómo es tu patrón de comportamiento frente a la comida? ¿Cómo debería cambiar el espacio para mejorar tu patrón? ¿Quieres definir un patrón de comportamiento espacial para tus clientes en tu emprendimiento gastronómico?

Debes recordar que las herramientas están en tus manos, y ya las hemos visto. Ahora solo debes decidir el patrón que esperas que el espacio colabore en definir. Todo se trata de colocar tu punto de vista en el espacio.


Para finalizar es importante considerar que un espacio, u objeto diseñado acorde permite siempre patrones. Y si estos son constructivos respondiendo a las verdaderas necesidades, conllevan conductas apropiadas que finalmente traerán satisfacción. Valdrán la pena, que es lo que se busca en el transitar de una experiencia gastronómica.

Solana Gorczynski
Arquitecta



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