viernes, 20 de septiembre de 2024

ARQUITECTURA, DISEÑO Y ENVEJECIMIENTO ACTIVO Cómo lograr que Nuestro Entorno Vital sea un buen compañero para transitar la vida. La Nota Completa

LA RECETA DE LA ARQUITECTURA Y DEL DISEÑO ESPECIALIZADO PARA FOMENTAR EL ENVEJECIMIENTO ACTIVO


El envejecimiento es un proceso vital, que comienza cuando nacemos, si bien tras transitar la primera mitad de la vida, se transforma en una travesía compleja, con dificultades y obstáculos, a la que se le asocia  emociones negativas o contradictorias. A veces, angustia. Otras, frustración, o inseguridades. Incluso conflicto. Lo que termina por generar aislamiento, disconformidad, incomodidad, y depresión. A su vez la situación puede volverse más difícil, cuando el envejecimiento viene de la mano de alguna enfermedad, alguna incluso crónica, lo que pone más en jaque a nuestra autonomía y a nuestro desenvolvimiento en el entorno vital. Pese a todo ello, toda etapa de la vida, aun la más avanzada, debe considerarse una etapa de cambios que implique desarrollo personal y crecimiento. Donde debemos transformarnos por completo, lo que para ser positivo, debe venir de la mano del cambio de nuestro entorno.

De por sí, el envejecimiento nos trae modificaciones en nuestra forma (cambios morfológicos), en nuestro funcionamiento (cambios fisiológicos), y también en nuestro estado mental, psicológico y social, consecuencia del paso del tiempo y del desgaste acumulado. Y si bien el proceso es heterogéneo, y varia de caso en caso, cabe aclarar que la forma de transitarlo está unido, además de a condiciones personales, a  situaciones ambientales. Lo que no es extraño, ya  que frente a deterioros se incrementan problemas de movilidad, pérdidas sensoriales, dificultades cognitivas entre otras, aumentando las presiones y limitaciones en el ambiente físico, y quedando muchos sitios obsoletos, anti funcionales, y hasta peligrosos, necesitando restauración o adaptación. Ni hablar cuando se necesita asistencia personal, y al entorno vital, ingresa otra persona, ocupando un espacio y moviéndose en él.

La clave para enfrentar el envejecimiento comenzó a vislumbrarse a finales de 1990, cuando la OMS (Organización Mundial de la Salud) definió el Concepto de Envejecimiento Activo, marcando las pautas a seguir para atravesar esta etapa de la vida. Reconociendo que el envejecimiento es “uno de los mayores logros de la humanidad, pero también uno de nuestros mayores desafíos”, y para que la etapa sea vivida positivamente debemos tener herramientas y seguir un buen plan.

El envejecimiento activo es la optimización de oportunidades para mejorar y mantener la calidad de vida, haciendo hincapié en compensar los medios faltantes o intentando destruir las barreras que se van presentando. El Plan se da por un lado, manteniéndonos activos, entrenando cognitivamente y cuidando la flexibilidad física y mental. Y por otro, con un entorno dinámico que acompañe cada ritmo vital, ajustando los espacios y sus componentes para que éstos sean un bastón y no un obstáculo en el desarrollo diario.

Para todo ello la Arquitectura y el Diseño Especializado pueden hacer mucho. Por ejemplo la Salutogénesis aplicada al Diseño, fomentará la intervención de pequeños cambios, que garanticen el desempeño correcto de cada una de nuestras funciones primordiales (comer, asear, conectar con la naturaleza, etc.). Estas intervenciones, “gestos saludables”, permitirán el bienestar, aun en la enfermedad en caso de existir. Otorgándole al habitante un abanico de recursos de resistencia, que le permitirán percibir que pueden tener el control en esta etapa de la vida (sentido de coherencia).

El Enfoque Salutogénico, en general, tiene como fin potencializar los recursos internos y externos de las personas que pertenecen a este grupo para evitar o combatir cualquier tipo de estresor que surja, permitiendo un envejecimiento con éxito.

Incorporando este enfoque, las personas pueden vivir más años de la forma correcta. Incluso en el caso de contraer enfermedades, enfrentarse mejor a ellas y afrontar mejor el estrés; percibiendo que tienen una mejor salud y una buena calidad de vida. Dichos recursos van desde alcanzar los medios personales internos óptimos (impulsado esto por conocimientos, perfeccionamiento de aptitudes, y guías profesionales correctos)  y externos que enriquezcan el ambiente de tal forma que acompañen las dinámicas necesarias. Se trata de aprender a gestionar toda dificultad o pérdida, remplazándola por medio de los recursos disponibles.

El sentido de coherencia permite sentir y pensar que podemos con el desafío. Los recursos de resistencia, son nuestras armas estratégicas, para resolver los problemas y afrontar la vida. Ambos contribuyen a alcanzar niveles más altos de eficiencia vital. Para lograr aplicarlos, se apela por un lado a la “Capacidad de reserva latente” que en circunstancias normales, no se usa, como también a la certeza de que nuestras habilidades cognitivas, incluso en la vejez, son maleables y pueden mejorar por medio del entrenamiento y en un entorno preciso. Y por el otro, trabajando con ciertas claves para que los sitios u objetos sostengan el envejecimiento activo.

De su correcto planteo dependerá el éxito.

Claves para crear un Espacio, que promueva el Envejecimiento activo

·       El espacio debe impulsar a través de su propuesta la Neotenia

La Neotenia es, probablemente, el ingrediente secreto de una buena receta de envejecimiento. Si bien su  término proviene de "neo” (joven), y de "teineîn" (extenderse), la importancia de su concepto poco tiene que ver con la inmadurez, sino más bien con la retención y uso, de atributos y capacidades de cuando somos niño en la edad adulta. Gracias a nuestra neotenia, podemos mantener la capacidad de experimentación y asombro, seguir aprendiendo, adquiriendo hábitos  y jugando durante toda la vida. Y todo ello tiene implicancias biológicas, más allá de lo anecdótico del significado literal de su término de “extender la juventud”.  Las capacidades que favorecen la neotenia (jugar, aprender, etc.) promueven, según la ciencia, la neuroplasticidad y la neurogenesis. Esto tiene que ver con mantener conexiones neuronales óptimas, fortaleciéndolas, y también con crear nuevas conexiones neuronales. Trayendo como beneficio el evitar el declive mental. Y es que, si bien la mayoría de nuestras neuronas ya están tras nuestro nacimiento, continúan realizando conexiones durante toda la vida, si ello se promueve, siendo solo las conexiones que se utilizan las que sobreviven, en una especie de evolución neuronal. De ahí la importancia de mantener la cabeza activa, y donde jugar, aprender, explorar resulta ser biológicamente tan importante como dormir. Estudios demuestran que quienes son de la partida no solo son menos propensos a las demencias y otros problemas neurológicos, sino que son menos propensos a otras patologías que no tienen que ver con el cerebro.

Para lograr un espacio que favorezca nuestra neotenia, la propuesta debe presentar una puerta para ir a jugar, no con el fin de entretenernos, sino que nos permita, entre otras cosas, mejorar la observación, fortalecer la memoria, y fomentar el razonamiento.

·       El espacio debe ofrecer sitios y elementos enriquecidos que escolten rutinas, eliminando conflictos de espacio y activando escenas cuando se necesitan.  La clave es Gestionar bien el Espacio. Estar en un entorno dinámico que nos acompañe. Ya sea cuando nos bañamos, comemos o nos desplazamos. El sitio debe impulsar cada ritmo vital, modificándose de ser necesario, eliminando barreras arquitectónicas, y agregando los accesorios necesarios. De esta manera el espacio enriquecido ayuda a que se mantenga, se prolongue y se recupere nuestra funcionalidad física, mental y social, dando lugar al autocuidado y a la autogestión

·       El espacio debe permitir que convivan  presente, pasado y futuro del propio habitante en  su justa medida. (proyectos, búsqueda de recuerdos, niño interior) El espacio debe admitir a través de su propuesta, la búsqueda y el rescate de recuerdos, a la vez que fomentar futuros proyectos. Lo primero nos dice quiénes somos y de dónde venimos. Lo segundo, que el camino continúa. Todo proyecto, por más pequeño e insignificante que sea, es un reto, que nos desafía a nosotros, y a nuestro cerebro y concentración a estar en el presente.

Para todo ello, la propuesta del sitio debe incorporar de algún modo nuestra historia, y además impulsar a planificar, seguir objetivos y alcanzar metas.

·       El espacio debe fomentar la percepción del bienestar subjetivo.  La Percepción del Bienestar Subjetivo resulta ser muy importante a medida que envejecemos. Esta percepción surge cuando, tras la evaluación personal de experiencias negativas y positivas atravesadas, prevalece lo positivo, trayendo de algún modo reconfort por la vida que se transitó y se transita. Lo cierto es que, a medida que envejecemos, el equilibrio entre ganancias y pérdidas suele inclinarse hacia lo negativo, tendiéndose a sentir la vida como un fracaso.

La propuesta del sitio puede fomentar la apreciación y percepción del bienestar positivo, tanto el que surge del balance de experiencias pasadas, como también proyectando un posible bienestar positivo futuro. Todo ello se logra, dando lugar a que se cuente nuestra historia desde una postura que nos favorezca, ayudándonos a tener sentimientos positivos acerca de nosotros mismos y de nuestra vida pasada. Pero también ofreciendo experiencias positivas, creando buenos recuerdos, planteando situaciones en concordancia con la filosofía de la felicidad, y dándonos lugar para poder relacionarnos desde el amor. Siendo éste el escenario ideal para relacionarnos con los demás y con nosotros mismos. Finalmente el sitio en el que vivimos no solo debe darnos refugio o ser útil incluso cuando envejecemos, también debe permitirnos encontrar sentido a nuestra propia vida, fomentando nuestra autoconfianza, el buen estado de ánimo, y ayudándonos a proyectar y experimentar un sentimiento de desarrollo de nuestros talentos y potencialidades.

·       El espacio debe ofrecer con su propuesta, la activación  de Manos, Corazón y Cerebro  A medida que pasa el tiempo, muchos de nosotros no mantenemos activos en forma simultánea las manos, el corazón y el cerebro. A veces esto sucede tras deterioros por la edad, pero otras veces surge por auto-posturas o decisiones que nos hacen ponernos en ciertas posiciones (por ejemplo aquel que se ubica en modo gestor y manda hacer a otros, o aquel que abandona antes de empezar por sentirse incapaz o por falta de voluntad). Algo muy diferente a lo que sucedería cuando éramos chicos, donde nuestro entorno privado era la puerta a un sinfín de mundos, donde hacíamos, sentíamos y pensábamos a lo grande. No solo es el hecho de estar completamente en movimiento. Lo cierto es que detrás de esa desactivación simultánea se encuentran habilidades, que según los especialistas,  no se pondrán en marcha,  debilitándose en nuestra vida: activación cerebral, coordinación, psicomotricidad, flexibilidad, capacidades ejecutivas, o de expresión  entre muchas otras.

Para dar lugar a esta activación, la salutogéneis aplicada al diseño, y la Neuroarquitectura, promueven crear un espacio que nos fomente a hacer, a crear y a ser creativos.

El espacio de la creación y la creatividad es fundamental cuando envejecemos, influyendo positivamente en la resiliencia. La Creatividad, según la ciencia, permite encender ambos hemisferios cerebrales, y es que nos permite ver al mundo de otra forma, conectando inesperadamente datos o situaciones, y encontrando incluso soluciones atípicas a lo que no podríamos llegar de forma racional. La Creatividad pone en marcha manos, corazón y cerebro.

o   Las manos, aquellas herramientas ancestrales que siempre han estado en la extremidad de nuestros brazos, han servido desde siempre para captar el mundo, construir, y construirnos en él, por ende el espacio creativo debe dar cabida a que sigan explorando, moldeando y creando nuestras realidades.

o   El corazón se pone en marcha cuando algo nos involucra a nosotros, a nuestros intereses o a quienes queremos. Por eso el espacio debe tener metas afines y captar temáticas que nos gusten, ya sea nuevas de esta etapa, o aquellas preferencias previas que mantenemos.

o   El cerebro, siempre será el mando de nuestro cuerpo. De allí la importancia de fomentar un espacio que lo estimule. Según la Neuroarquitectura ese espacio debe sorprenderlo, y también desafiarlo, fortaleciéndolo y generando nuevas conexiones entre las neuronas. Pero también, que lo apuntale frente a cambios intelectuales o deterioros cognitivos, como el detrimento en la exactitud y rapidez de tareas simultáneas, o perdidas en la capacidad de resolución. En estos casos, los entornos vitales deben dar más recursos de resistencia por un lado, y por otro,  poner en marcha la inteligencia cristalizada, para compensar las pérdidas en inteligencia fluida, ligadas a la edad. Mientas que la última se sostiene en aspectos mecánicos que pueden estar debilitados o ir deteriorándose, la cristalizada está ligada al conocimiento y la experiencia que hayamos acumulado con los años.

En conclusión se trata de intentar mantener en forma global el sentimiento de “uno mismo”.

·      Ofrecer en objetos y espacios continuos movimientos y transformaciones, reflejando que la vida no es estática. El espacio o sus componentes deben impulsar reconstrucciones y procesos. Mientras se trabaja la flexibilidad, la coordinación y la psicomotricidad. Pieza en movimiento. Que permitan cambiar algo de si y brindar algo distinto hacia el espacio. Es de algún modo traer u ofrecer ciclos al espacio. También con ello se refuerza la plasticidad cerebral, a la vez de contemplarse la consciencia del propio cuerpo, la lateralidad, los conceptos espaciales, necesarios todos para vivir y desempeñarnos en nuestro sitio vital.

 


Nuestro Caso

En Activo Design, más allá de delinear y proyectar espacios teniendo en cuenta el tránsito por la vida y todas sus implicancias, tenemos otras dos propuestas:

Activo Salud, trata de lograr experiencias saludables en el espacio con pequeñas intervenciones de diseño. Dedicada a poder adaptar los entornos vitales de aquellos que pretenden vivir un envejecimiento próspero y activo, o aquellos que atraviesan alguna otra dificultad propia o de una familiar y desean que el sitio vital no sea un obstáculo en la cotidianidad de la vida. Se basa en la Salutogénesis haciendo foco como tal en alcanzar bienestar, más allá de la existencia o no de la enfermedad. Para ello, tras evaluar la situación espacial, para cada función primordial  (comer, cocinar, interactuar, vestir, etc.) se establecen una serie de directrices y principios de diseño cada uno con estrategias practicas personalizadas y fáciles de llevarlas adelante, con poco o nada de obra estructural. Incluso en muchos casos se trata de saber “gestionar el espacio propio” de forma óptima. Todas esas directrices y estrategias conforman finalmente un manual práctico teórico para adaptar por autogestión el espacio propio.

Henko, una propuesta de diseño antropológico, se trata de “objetos que transforman”, siendo éstos portales de desarrollo personal. Cada uno es una experiencia en sí mismo, más allá de objeto, y sumerge a quien lo use en ella. Son piezas con encanto, que originan espacios transformadores, a la vez que nos modifican nuestra perspectiva  o algo de nuestra realidad, trayendo nueva luz a nuestra vida.  Algo que puede ser muy útil cuando decidimos atravesar un envejecimiento activo.

Finalmente el entorno vital  permitirá afrontar de manera eficaz las exigencias y tareas de la vida diaria, manteniendo el propósito a la vida.


Solana Gorczynski
Arquitecta



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