LA RECETA DE LA ARQUITECTURA Y DEL DISEÑO ESPECIALIZADO PARA FOMENTAR EL ENVEJECIMIENTO ACTIVO
El envejecimiento es un proceso vital, que
comienza cuando nacemos, si bien tras transitar la primera mitad de la vida, se
transforma en una travesía compleja, con dificultades y obstáculos, a la que se
le asocia emociones negativas o
contradictorias. A veces, angustia. Otras, frustración, o inseguridades. Incluso
conflicto. Lo que termina por generar aislamiento, disconformidad, incomodidad,
y depresión. A su vez la situación puede volverse más difícil, cuando el
envejecimiento viene de la mano de alguna enfermedad, alguna incluso crónica, lo
que pone más en jaque a nuestra autonomía y a nuestro desenvolvimiento en el
entorno vital. Pese a todo ello, toda etapa de la vida, aun la más avanzada,
debe considerarse una etapa de cambios que implique desarrollo personal y crecimiento.
Donde debemos transformarnos por completo, lo que para ser positivo, debe venir
de la mano del cambio de nuestro entorno.
De por sí, el envejecimiento nos trae
modificaciones en nuestra forma (cambios morfológicos), en nuestro
funcionamiento (cambios fisiológicos), y también en nuestro estado mental,
psicológico y social, consecuencia del paso del tiempo y del desgaste
acumulado. Y si bien el proceso es heterogéneo, y varia de caso en caso, cabe
aclarar que la forma de transitarlo está unido, además de a condiciones
personales, a situaciones ambientales.
Lo que no es extraño, ya que frente a
deterioros se incrementan problemas de movilidad, pérdidas sensoriales,
dificultades cognitivas entre otras, aumentando las presiones y limitaciones en
el ambiente físico, y quedando muchos sitios obsoletos, anti funcionales, y
hasta peligrosos, necesitando restauración o adaptación. Ni hablar cuando se
necesita asistencia personal, y al entorno vital, ingresa otra persona, ocupando
un espacio y moviéndose en él.
La clave para enfrentar el envejecimiento
comenzó a vislumbrarse a finales de 1990, cuando la OMS (Organización Mundial
de la Salud) definió el Concepto de Envejecimiento Activo, marcando las pautas
a seguir para atravesar esta etapa de la vida. Reconociendo que el
envejecimiento es “uno de los mayores logros de la humanidad, pero también uno
de nuestros mayores desafíos”, y para que la etapa sea vivida positivamente debemos
tener herramientas y seguir un buen plan.
El envejecimiento activo es la optimización
de oportunidades para mejorar y mantener la calidad de vida, haciendo hincapié
en compensar los medios faltantes o intentando destruir las barreras que se van
presentando. El Plan se da por un lado, manteniéndonos activos, entrenando
cognitivamente y cuidando la flexibilidad física y mental. Y por otro, con un
entorno dinámico que acompañe cada ritmo vital, ajustando los espacios y sus
componentes para que éstos sean un bastón y no un obstáculo en el desarrollo
diario.
Para todo ello la Arquitectura y el Diseño
Especializado pueden hacer mucho. Por ejemplo la Salutogénesis aplicada al
Diseño, fomentará la intervención de pequeños cambios, que garanticen el
desempeño correcto de cada una de nuestras funciones primordiales (comer,
asear, conectar con la naturaleza, etc.). Estas intervenciones, “gestos
saludables”, permitirán el bienestar, aun en la enfermedad en caso de existir.
Otorgándole al habitante un abanico de recursos de resistencia, que le
permitirán percibir que pueden tener el control en esta etapa de la vida (sentido
de coherencia).
El Enfoque Salutogénico, en general, tiene
como fin potencializar los recursos internos y externos de las personas que
pertenecen a este grupo para evitar o combatir cualquier tipo de estresor que
surja, permitiendo un envejecimiento con éxito.
Incorporando este enfoque, las personas
pueden vivir más años de la forma correcta. Incluso en el caso de contraer
enfermedades, enfrentarse mejor a ellas y afrontar mejor el estrés; percibiendo
que tienen una mejor salud y una buena calidad de vida. Dichos recursos van
desde alcanzar los medios personales internos óptimos (impulsado esto por
conocimientos, perfeccionamiento de aptitudes, y guías profesionales correctos)
y externos que enriquezcan el ambiente
de tal forma que acompañen las dinámicas necesarias. Se trata de aprender a
gestionar toda dificultad o pérdida, remplazándola por medio de los recursos
disponibles.
El sentido de coherencia permite sentir y
pensar que podemos con el desafío. Los recursos de resistencia, son nuestras
armas estratégicas, para resolver los problemas y afrontar la vida. Ambos
contribuyen a alcanzar niveles más altos de eficiencia vital. Para lograr
aplicarlos, se apela por un lado a la “Capacidad de reserva latente” que en circunstancias
normales, no se usa, como también a la certeza de que nuestras habilidades
cognitivas, incluso en la vejez, son maleables y pueden mejorar por medio del
entrenamiento y en un entorno preciso. Y por el otro, trabajando con ciertas
claves para que los sitios u objetos sostengan el envejecimiento activo.
De su correcto planteo dependerá el éxito.
Claves para crear un Espacio, que promueva el
Envejecimiento activo
·
El espacio debe impulsar a través de su propuesta la
Neotenia
La Neotenia es,
probablemente, el ingrediente secreto de una buena receta de envejecimiento. Si
bien su término proviene de "neo” (joven),
y de "teineîn" (extenderse), la importancia de su concepto poco tiene
que ver con la inmadurez, sino más bien con la retención y uso, de atributos y
capacidades de cuando somos niño en la edad adulta. Gracias a nuestra neotenia,
podemos mantener la capacidad de experimentación y asombro, seguir aprendiendo,
adquiriendo hábitos y jugando durante toda
la vida. Y todo ello tiene implicancias biológicas, más allá de lo anecdótico
del significado literal de su término de “extender la juventud”. Las capacidades que favorecen la neotenia
(jugar, aprender, etc.) promueven, según la ciencia, la neuroplasticidad y la
neurogenesis. Esto tiene que ver con mantener conexiones neuronales óptimas, fortaleciéndolas,
y también con crear nuevas conexiones neuronales. Trayendo como beneficio el evitar
el declive mental. Y es que, si bien la mayoría de nuestras neuronas ya están
tras nuestro nacimiento, continúan realizando conexiones durante toda la vida,
si ello se promueve, siendo solo las conexiones que se utilizan las que
sobreviven, en una especie de evolución neuronal. De ahí la importancia de
mantener la cabeza activa, y donde jugar, aprender, explorar resulta ser
biológicamente tan importante como dormir. Estudios demuestran que quienes son
de la partida no solo son menos propensos a las demencias y otros problemas
neurológicos, sino que son menos propensos a otras patologías que no tienen que
ver con el cerebro.
Para lograr un
espacio que favorezca nuestra neotenia, la propuesta debe presentar una puerta
para ir a jugar, no con el fin de entretenernos, sino que nos permita, entre
otras cosas, mejorar la observación, fortalecer la memoria, y fomentar el
razonamiento.
·
El espacio debe ofrecer sitios y elementos enriquecidos
que escolten rutinas, eliminando conflictos de espacio y activando escenas
cuando se necesitan. La clave es
Gestionar bien el Espacio. Estar en un entorno dinámico que nos acompañe. Ya
sea cuando nos bañamos, comemos o nos desplazamos. El sitio debe impulsar cada
ritmo vital, modificándose de ser necesario, eliminando barreras
arquitectónicas, y agregando los accesorios necesarios. De esta manera el
espacio enriquecido ayuda a que se mantenga, se prolongue y se recupere nuestra
funcionalidad física, mental y social, dando lugar al autocuidado y a la autogestión
·
El espacio debe permitir que convivan presente, pasado y futuro del propio habitante
en su justa medida. (proyectos, búsqueda
de recuerdos, niño interior) El espacio debe admitir a través de su propuesta,
la búsqueda y el rescate de recuerdos, a la vez que fomentar futuros proyectos.
Lo primero nos dice quiénes somos y de dónde venimos. Lo segundo, que el camino
continúa. Todo proyecto, por más pequeño e insignificante que sea, es un reto,
que nos desafía a nosotros, y a nuestro cerebro y concentración a estar en el
presente.
Para todo ello, la
propuesta del sitio debe incorporar de algún modo nuestra historia, y además
impulsar a planificar, seguir objetivos y alcanzar metas.
·
El espacio debe fomentar la percepción del bienestar
subjetivo.
La Percepción del Bienestar Subjetivo
resulta ser muy importante a medida que envejecemos. Esta percepción surge
cuando, tras la evaluación personal de experiencias negativas y positivas
atravesadas, prevalece lo positivo, trayendo de algún modo reconfort por la
vida que se transitó y se transita. Lo cierto es que, a medida que envejecemos,
el equilibrio entre ganancias y pérdidas suele inclinarse hacia lo negativo,
tendiéndose a sentir la vida como un fracaso.
La propuesta del
sitio puede fomentar la apreciación y percepción del bienestar positivo, tanto
el que surge del balance de experiencias pasadas, como también proyectando un
posible bienestar positivo futuro. Todo ello se logra, dando lugar a que se
cuente nuestra historia desde una postura que nos favorezca, ayudándonos a
tener sentimientos positivos acerca de nosotros mismos y de nuestra vida
pasada. Pero también ofreciendo experiencias positivas, creando buenos
recuerdos, planteando situaciones en concordancia con la filosofía de la
felicidad, y dándonos lugar para poder relacionarnos desde el amor. Siendo éste
el escenario ideal para relacionarnos con los demás y con nosotros mismos.
Finalmente el sitio en el que vivimos no solo debe darnos refugio o ser útil
incluso cuando envejecemos, también debe permitirnos encontrar sentido a
nuestra propia vida, fomentando nuestra autoconfianza, el buen estado de ánimo,
y ayudándonos a proyectar y experimentar un
sentimiento de desarrollo de nuestros talentos y potencialidades.
·
El espacio debe ofrecer con su propuesta, la activación de Manos, Corazón y Cerebro A medida que pasa el tiempo, muchos de
nosotros no mantenemos activos en forma simultánea las manos, el corazón y el
cerebro. A veces esto sucede tras deterioros por la edad, pero otras veces
surge por auto-posturas o decisiones que nos hacen ponernos en ciertas
posiciones (por ejemplo aquel que se ubica en modo gestor y manda hacer a otros,
o aquel que abandona antes de empezar por sentirse incapaz o por falta de
voluntad). Algo muy diferente a lo que sucedería cuando éramos chicos, donde
nuestro entorno privado era la puerta a un sinfín de mundos, donde hacíamos,
sentíamos y pensábamos a lo grande. No solo es el hecho de estar completamente
en movimiento. Lo cierto es que detrás de esa desactivación simultánea se
encuentran habilidades, que según los especialistas, no se pondrán en marcha, debilitándose en nuestra vida: activación cerebral,
coordinación, psicomotricidad, flexibilidad, capacidades ejecutivas, o de expresión entre muchas otras.
Para dar lugar a esta
activación, la salutogéneis aplicada al diseño, y la Neuroarquitectura,
promueven crear un espacio que nos fomente a hacer, a crear y a ser creativos.
El espacio de la
creación y la creatividad es fundamental cuando envejecemos, influyendo
positivamente en la resiliencia. La Creatividad, según la ciencia, permite
encender ambos hemisferios cerebrales, y es que nos permite ver al mundo de
otra forma, conectando inesperadamente datos o situaciones, y encontrando
incluso soluciones atípicas a lo que no podríamos llegar de forma racional. La
Creatividad pone en marcha manos, corazón y cerebro.
o
Las
manos, aquellas herramientas ancestrales que siempre han estado en la
extremidad de nuestros brazos, han servido desde siempre para captar el mundo, construir,
y construirnos en él, por ende el espacio creativo debe dar cabida a que sigan
explorando, moldeando y creando nuestras realidades.
o
El corazón se pone en marcha cuando algo nos
involucra a nosotros, a nuestros intereses o a quienes queremos. Por eso el
espacio debe tener metas afines y captar temáticas que nos gusten, ya sea
nuevas de esta etapa, o aquellas preferencias previas que mantenemos.
o El cerebro, siempre será el mando de nuestro cuerpo. De allí la importancia de fomentar un espacio que lo estimule. Según la Neuroarquitectura ese espacio debe sorprenderlo, y también desafiarlo, fortaleciéndolo y generando nuevas conexiones entre las neuronas. Pero también, que lo apuntale frente a cambios intelectuales o deterioros cognitivos, como el detrimento en la exactitud y rapidez de tareas simultáneas, o perdidas en la capacidad de resolución. En estos casos, los entornos vitales deben dar más recursos de resistencia por un lado, y por otro, poner en marcha la inteligencia cristalizada, para compensar las pérdidas en inteligencia fluida, ligadas a la edad. Mientas que la última se sostiene en aspectos mecánicos que pueden estar debilitados o ir deteriorándose, la cristalizada está ligada al conocimiento y la experiencia que hayamos acumulado con los años.
En
conclusión se trata de intentar mantener en forma global el sentimiento de “uno
mismo”.
· Ofrecer en objetos y
espacios continuos movimientos y transformaciones, reflejando que la vida no es
estática.
El espacio o sus componentes deben impulsar reconstrucciones y procesos. Mientras
se trabaja la flexibilidad, la coordinación y la psicomotricidad. Pieza en
movimiento. Que permitan cambiar algo de si y brindar algo distinto hacia el
espacio. Es de algún modo traer u ofrecer ciclos al espacio. También con ello
se refuerza la plasticidad cerebral, a la vez de contemplarse la consciencia
del propio cuerpo, la lateralidad, los conceptos espaciales, necesarios todos
para vivir y desempeñarnos en nuestro sitio vital.
Nuestro Caso
En Activo Design, más allá de delinear y proyectar espacios teniendo en cuenta el tránsito por la vida y todas sus implicancias, tenemos otras dos
propuestas:
Activo Salud, trata de lograr experiencias
saludables en el espacio con pequeñas intervenciones de diseño. Dedicada a
poder adaptar los entornos vitales de aquellos que pretenden vivir un
envejecimiento próspero y activo, o aquellos que atraviesan alguna otra
dificultad propia o de una familiar y desean que el sitio vital no sea un
obstáculo en la cotidianidad de la vida. Se basa en la Salutogénesis haciendo
foco como tal en alcanzar bienestar, más allá de la existencia o no de la
enfermedad. Para ello, tras evaluar la situación espacial, para cada función
primordial (comer, cocinar, interactuar,
vestir, etc.) se establecen una serie de directrices y principios de diseño
cada uno con estrategias practicas personalizadas y fáciles de llevarlas
adelante, con poco o nada de obra estructural. Incluso en muchos casos se trata
de saber “gestionar el espacio propio” de forma óptima. Todas esas directrices
y estrategias conforman finalmente un manual práctico teórico para adaptar por
autogestión el espacio propio.
Henko, una propuesta de diseño antropológico,
se trata de “objetos que transforman”, siendo éstos portales de desarrollo
personal. Cada uno es una experiencia en sí mismo, más allá de objeto, y
sumerge a quien lo use en ella. Son piezas con encanto, que originan espacios
transformadores, a la vez que nos modifican nuestra perspectiva o algo de nuestra realidad, trayendo nueva
luz a nuestra vida. Algo que puede ser
muy útil cuando decidimos atravesar un envejecimiento activo.
Finalmente el entorno vital permitirá afrontar de manera eficaz las exigencias y tareas de la vida diaria, manteniendo el propósito a la vida.
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