"MUCHAS PUERTAS, MUCHAS EXPERIENCIAS"
miércoles, 9 de diciembre de 2020
EMPATIA PARA VENDER
martes, 8 de diciembre de 2020
EMPATIA PARA VENDER (PRODUCTOS Y SERVICIOS) Cómo lograr que tu cliente crea que sos su mejor opción desde el Diseño y la Arquitectura. La Nota Completa
En el mundo de los negocios hay una máxima que es cierta: “al cliente nunca le importará lo que haces, solo le importará lo que puedas hacer por él”. Esto significa que uno debe trabajar no solo para mostrar nuestro mejor perfil, profesional o comercial (ya que creerlo y sentirlo nos ubicará en una posición competitiva desde donde podemos enfrentar el desafío laboral), sino que tendremos que esforzarnos para que el cliente perciba que podemos solucionar su problema. Eso significa que habrá que montar el negocio espacialmente desde el punto de vista del cliente, considerando que éste estimulará a su cabeza.
Todo empieza con la Empatía
La Empatía es probablemente uno de los valores más importantes del ser humano. Cuando uno puede realmente “ponerse en el lugar del otro” todo cambia. Se entiende, se comprende, aun no estando de acuerdo. Por ende se respeta y despierta el deseo de ayudar. La empatía permite crear afinidad, poder identificarse con el otro, o con lo que tengo enfrente.
Surgió como concepto de la mano del filósofo y psicólogo alemán, Theodore Lipps que investigó sobre la empatía tras disfrutar de un espectáculo de circo, donde un número artístico de equilibristas le hizo alcanzar un alto nivel de adrenalina. Entonces, indagó sobre nuestra identificación psicológica con los sentimientos, pensamientos y experiencias de otra persona.
Más allá de eso existen dos puntos a tener en cuenta respecto a la empatía:
El primero es que ocurre a nivel también neurológico. Existe lo que se llaman “neuronas espejos”. Estas neuronas se disparan de la misma forma cuando realizamos una acción que cuando observamos detalladamente a alguien realizarla. La sensación del otro ocurre en nuestro cerebro como transferencia innata. Todo apunta a que sucede por nuestras neuronas espejos y su conexión con diferentes áreas cerebrales. Esto explica el aprendizaje por imitación, y también la empatía, ya que vivimos la acción de otro como nuestra y nos ayuda a comprenderla. Somos muy influenciables. Y esta situación resulta una gran oportunidad para el campo del neurodiseño y la neuroarquitectura. Ya que si algo que moviliza sucede delante de nosotros, incorporaremos la emoción o sentimiento generado, por propia naturaleza.
El segundo es el que establecieron los psicólogos Tanya Chartrand y John Barge, que definieron que si bien hay personas con capacidades empáticas más desarrolladas que otras, la empatía se puede ampliar, y eso ocurre cuando algo llama nuestra atención, ya que tendemos naturalmente a imitar (algo que hacemos desde niños). Lo que significa que si capturamos la atención, podemos fomentar la imitación, y ésto es importante cuando estamos invitando a alguien a experimentar algo.
Al margen de ello, la empatía es útil en todos los ámbitos. No solo en el área personal. También en los negocios. No nos referimos a la empatía del saber escuchar a los demás, entender sus problemas y emociones, y por ende diagnosticar qué es lo que necesita el cliente y aportarle la solución. Algo que por supuesto debe existir siempre.
Nos referimos al poder generar una propuesta espacial donde el cliente se vea allí proyectado y en los productos o servicios que se ofrecen en ella. La empatía es conexión, y establece una alianza entre las partes, algo interesante como herramienta. Situación básica para triunfar en el mundo laboral. Es una cualidad que logra aumentar la efectividad, incluso en los lugares laborales productivos, porque permite llegar a soluciones rápidas pero enriquecedoras en un grupo, teniendo en cuenta todos los argumentos. En ambientes empresariales, un mayor grado empático genera efectos beneficiosos como el aumento de la gestión.
El poder crear un entorno empático donde un consumidor se sienta reflejado y pueda proyectar incluso sus deseos, puede ser la clave para lograr que vendas tu servicio o producto.
¿Serás capaz de colocar a tu potencial cliente frente a un espejo espacial?
Antes de comenzar a definir la propuesta hay que saber quién es nuestro cliente. A quien hay que “emocionar o movilizar”, haciendo honor a la palabra que proviene del griego “empátheia” que significa emoción, sentimiento o dolencia intensa.
¿Quién es tu cliente? ¿Cómo piensa? ¿Cómo siente? ¿Cómo decide? ¿Qué ve, lee y oye? ¿Cuáles son sus barreras o prejuicios? Cuanto más puedas definirlo, más podrás saber cómo debe ser el espacio que lo contenga.
Se debe definir al Perfil del Usuario, y sus tres puntos claves: Deseos- Objetivos-Necesidades
La importancia de La Experiencia
En tiempos donde de manera creciente aumenta la venta por internet de servicios y productos (lo que no está mal como vía alternativa cuando es posible), aun el espacio físico laboral puede seguir marcando una gran diferencia. Para ello debemos involucrar “el cuerpo y la cabeza” de nuestro cliente.
Es cierto que a veces es indispensable. Imaginemos a alguien, en este caso un paciente, que debe atenderse por un odontólogo. No le queda más que trasladarse a su espacio laboral, y exponerse a él. Pero otras veces, podemos lograr que el espacio también sea invaluable efectivamente para el consumidor. Eso ocurre cuando se encuentra con una experiencia positiva para sus sentidos y todo su ser. Su reacción es inmensurable.
La experiencia, como la empatía, trata de que “se sea parte”. E involucra al cliente de forma firme, en el universo comercial que planteamos. Cuando somos parte, evaluamos, juzgamos, y valoramos de diferente manera. Olemos, tocamos, miramos, degustamos… Nos Ilusionamos. Imaginamos. Proyectamos y nos proyectamos a nosotros haciendo, sintiendo o experimentando algo similar en el futuro.
Cuando vivimos una experiencia agradable es natural sumar lo que rescatemos de ella a nuestro abanico de vida. Se trate de un pensamiento, un producto, o un servicio.
Eso significa que si involucras en el espacio de forma correcta a tu cliente, tu cliente tenderá a involucrar tu servicio o tu producto en su vida. Tan simple como ello.
¿Qué te imaginas hacer o plantear para hacer sentir y vivir a tu usuario? ¿Con que estrategia apuntarás a su cabeza y a su cuerpo? ¿Cuál será la excusa para enfrentarlo al espejo?
El Espacio Empático
El Espacio Empático es un espacio espejo. Un sitio donde el cliente se siente reflejado, o que muestra lo que desearía ser. El objetivo de esta estrategia espacial es generar afinidad marca-usuario más que vender concretamente. En realidad se trata de trabajar sobre la poderosa conexión al fin de impulsar como paso irremediable, la decisión de compra o la fidelización al producto o al servicio.
Para lograrlo debemos construir un entorno que muestre la propuesta pero que a la vez hable del usuario. Que establezca una relación entre los intereses del cliente, las propiedades intangibles del servicio o producto y el espacio.
Debe sentir que es bueno para él. Que se identifica. Que es su solución.
Cada decisión de diseño surgirá no desde el punto de la empresa, sino desde la del consumidor. De este modo tendrá una vivencia única. Se sentirá bien. Además habrá que hacer foco en las tres claves de su perfil: Deseo-Objetivo-Necesidad, sobretodo en el deseo. Nuestras decisiones son impulsadas en el 99% por lo que realmente nos motiva, y no solamente por las que necesitamos. El desear es más poderoso que el necesitar. Allí debe comenzar la transacción con el futuro cliente. No significa que no se involucre lo que se requiera, pero es más simple abrir la puerta del deseo que la de la necesidad.
¿A qué tipo de espejo enfrentarás a tu cliente?
Crea el Sitio Clave
Para crear un espacio empático se debe establecer cuáles serán los puntos de reflejos o de coincidencia, tanto en significado como decidir su lugar. “Los Puntos de Empatía”. Estos serán los sitios donde el usuario se identificará con la marca. Donde se conectará con ella. Donde se proyectará. Allí ocurrirá una apropiación viceversa: la marca se apropiará del consumidor, y éste se apropiará de la marca. Se percibirán similares. Se establecerá la conexión.
¿Cuáles pueden ser los lugares? Cualquiera que decidamos. La entrada, la fachada, un hall, una sala, un probador. Lo importante es que haya por lo menos dos o tres puntos y con las condiciones necesarias para que el encuentro “consumidor-marca-producto-servicio” sea posible. Esto significa que el cliente pueda focalizar en lo que se le muestra o se le haga vivir.
¿En qué consiste el punto empático? Es el ofrecimiento de una experiencia, con la que el usuario se identificará y permitirá encender su deseo. Deberá motivar su cuerpo y cabeza. O sea involucrar algunos de sus sentidos, o incluso su imaginación. También se puede hacer hincapié en lo que el producto o servicio permitirá (felicidad futura por ejemplo). Habrá que examinar qué emociones pueden satisfacerse para ofrecerlas y venderlas en el espacio posteriormente. Se pueden utilizar colores, insinuar imágenes, compartir frases, incluso hay objetos que son un deseo en sí mismo.
¿Cómo descubrir la experiencia que genere empatía para plantearla? Para crearla hay que “ponerse en el lugar del otro”. Para ello puedes echar mano al “Diseño empático”. Este es un conjunto de técnicas que buscan descubrir necesidades de los usuarios, incluso las que ni ellos alcanzan a identificar, con el fin de generar ideas e innovaciones para implementarlas. Se trata de un diseño centrado en el cliente, y existen metodologías para hacerlo, tal es el caso propuesto por Leonard y Rayport que desarrollon los siguientes puntos: Observación de los clientes, Recolección de datos, Reflexión y análisis, Lluvia de ideas en busca de ideas creativas, y el desarrollo o planteo final.
Los 5 Pasos que debes seguir: Crea tu Espejo Espacial
1-Identifica a tu cliente. Por ejemplo imaginemos a un consumidor senior (o sea de más de 50 años) que quiere estabilidad y calidad de vida.
2-Define los valores o cualidades que tu producto o servicios pueden coincidir emocionalmente con tu cliente. Siguiendo con un supuesto pensemos que realizamos un servicio de clases de yoga dentro de un instituto o gimnasio en el que suele concurrir ese tipo de consumidor. Podemos pensar que la relajación y la sensación de bienestar son las cualidades que pueden coincidir con lo que éste desea.
3-Piensa en experiencias en lo que lo anterior se ponga en manifiesto En nuestro ejemplo podríamos imaginar una serie de mini experiencias como las siguientes. Una rutina de respiración, una lectura de una frase que motive, o hasta un encuentro frente a un espejo concreto que sugiera una conexión cuerpo-mente. Estas mini experiencias pueden ser muestra del servicio, o mostrar como con ellas, el usuario resolverá algo que lo inquieta
4-Establece los Puntos de Empatía donde se darán las Experiencias. En qué lugar físico de tu espacio y cuándo éstas deben ocurrir Podríamos imaginar un punto en el hall que invite a quien entra y a quien sale, casi un saludo e invitación a conectarse con la calma y el bienestar a alguien que comienza o termina un intenso ejercicio. También en los sitios de pausa como un pasillo o el bar del lugar.
5-Materializa la experiencia empática En este caso podríamos pensar en carteleras, espejos concretos, incluso en objetos sensoriales con los que entrar en contacto. Siempre sugiriendo que nuestro producto es lo que solucionará lo que ese consumidor busca, ayudándolo a proyectar esa idea y generando deseo.
La empatía es sin duda, una poderosa herramienta, y el diseño y la arquitectura una vía que permite utilizar todo su potencial, creando un espejo espacial. Solo se trata que busques como reflejar a tus clientes y a tus productos o servicios.
lunes, 9 de noviembre de 2020
DIME COMO QUIERES CRIAR A TU NIÑO Y TE DIRE COMO TIENE QUE SER SU HABITACION O ESPACIO PROPIO
EN POCAS PALABRAS...
Todo espacio u habitación, puede condicionarnos, imponiéndonos posturas o puntos de vista desde el desenvolvimiento espacial. Algo que resulta fundamental en la niñez, cuando se inculcan valores y buenos hábitos para la vida.
Se trata de saber cómo distintas composiciones espaciales, responden a diferentes pedagogías, y definir los sitios de nuestros hijos, desde allí.
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domingo, 8 de noviembre de 2020
DIME COMO QUIERES CRIAR A TU NIÑO Y TE DIRE COMO TIENE QUE SER SU HABITACION O ESPACIO PROPIO Arquitectura, Diseño y Pedagogía. La nota completa
“Nadie puede ser libre a menos que sea independiente; por lo tanto, las primeras manifestaciones activas de libertad individual del niño deben ser guiadas de tal manera que a través de esa actividad el niño pueda estar en condiciones para llegar a la independencia” María Montessori
“Una educación para despertar y no para llenar” Rudolf Steiner
“Toda inteligencia puede ser desarrollada por cada niño, en mayor o menor medida, siempre y cuando sea potenciada.” Howard Gardner
domingo, 11 de octubre de 2020
CREA EXPERIENCIAS ESPACIALES GUSTATIVAS ASOMBROSAS
Una experiencia gustativa asombrosa sucede cuando existe una propuesta de gran impacto que no solo abarca alimentos, si no toda una puesta que busca generar una vivencia única y original.
Todo comienza mirando a la comida como lo que siempre fue: un hecho cultural, y continua haciendo un poco de magia. Para ello basta con conocer los instrumentos que te dan los diseños culinarios: el Diseño del Camino de Sabores y el Estilismo Culinario.
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sábado, 10 de octubre de 2020
CREA EXPERIENCIAS ESPACIALES GUSTATIVAS ASOMBROSAS Diseño de Caminos de Sabores y Estilismo Culinario. La Nota Completa
Probablemente dentro del mundo de los diseños especializados, el Diseño de Caminos de Sabores y el Estilismo Culinario están entre los últimos incorporados. No porque no vengan haciendo su recorrido hace tiempo, sino porque aún son pocos los lugares que ofrecen su formación profesional en el mundo. Formación que incluye un arsenal de conocimientos: químicos, neurocognitivos, técnicas como la cocina molecular, psicología de los sabores (como sus reacciones afectivas y su evocación), y tendencias sociales y culturales.
El Diseño de Caminos de Sabores (o también Diseño de Sabores), trata de generar “viajes culinarios”, donde se fusiona gastronomía y cultura. Originalmente consistía en viajes físicos a distintos lugares culinarios. Esto fue abrazado por el turismo mediante las propuestas de viajes gourmet de varios días o de uno solo, recorriendo por ejemplo bodegas de vino de una comunidad. También por las exposiciones gastronómicas, aunque no siempre se diseñan como tal, pero presentan caminos de sabores, la mayoría de las veces de recorrido libre en un sitio para que el degustador elija como transitarlos.
Con el tiempo, se sumaron los viajes culinarios a través solo de la experiencia sensorial, sin necesidad de que el usuario se mueva. Muchos ocurrían alrededor de la mesa u otro elemento con una propuesta enriquecida dirigida a sorprender todos los sentidos y la mente, reemplazando al tradicional menú o evento gastronómico.
En realidad el diseño de un camino de sabores tiene un trasfondo lúdico ¿Y a quien no le gusta jugar?
Existe un abanico de profesionales que se han especializado en este nicho que se encuentra en desarrollo. Algunos licenciados turísticos se ocupan de esta área. Aunque también lo desarrollan organizadores de eventos, ingenieros en alimentos y nutricionistas, arquitectos y diseñadores de puestas efímeras. Incluso curadores de arte tomando la comida justamente como un hecho artístico… Y por supuestos muchos cocineros vanguardistas. Al ser una disciplina nueva, la mayoría de los profesionales llegan no por formación diplomada, sino caminando y cruzando puentes. Haciendo honor al viaje del que se ocuparán.
Un camino de sabor es una travesía de exploración dirigida, una búsqueda de tesoro gourmet. Donde se degusta el alimento pero además hay un concepto a descubrir por detrás. La experiencia es de gran impacto. Quizás por eso, muchos chef comenzaron a implementarlo. Basta pensar en los cocineros moleculares como el español Ferran Adrià, o el estadounidense Grant Achatz, donde se plantea un camino de exploración progresiva, incluso una reconstrucción de conceptos que estalla en el paladar con un estilo inédito. También cabe recordar la ya consolidada mundialmente “comida por momentos” o “menú en pasos”. En general bocados pequeños que llegan a la mesa uno tras otro siguiendo un concepto. Pequeñas delicias, tesoros que generan misterio, sorpresa y entusiasmo en el comensal que no sabe qué vendrá después, en un camino único dirigido a ciegas.
Por otro lado, todo camino, tanto los que se recorren en una ruta, como los que ocurren alrededor de un objeto trae consigo una propuesta multisensorial. Como ejemplo se puede analizar la labor del chef británico Heston Blumenthal, quien suele lograr que sus comensales no solo viajen sino casi vuelen con experiencias multisensoriales extraordinarias. Por ejemplo creando caminos audio gustativos (menúes que se degustan con auriculares estimulando no solo el gusto sino el cerebro completo) o caminos de sabores históricos o culturales (donde reinterpreta en una narración gustativa sabores de otros tiempos, o incluso cuentos como Alicia en el País de las Maravillas)
Finalmente, entre el sentir, explorar, el encontrar y unir fragmentos, no solo se recorre jugando un sendero, sino un mapa completo, en búsqueda de un, o de muchos, verdaderos tesoros.
Y mientras “el Diseño de Caminos de Sabores” trata de viajes gastronómicos (y culturales), el Estilismo Culinario trata de generar “imágenes de impacto”.
El estilista culinario es un intensificador visual. Su metier es el diseño de la presentación basada en que ‘comemos más por los ojos que por la boca’. No se trata de decorar la comida. Es un arte creativo, una técnica donde se busca sorprender con las dimensiones, los colores, las cantidades servidas, las formas, las composiciones de altura, la luz, y todos los detalles.
Al igual que los caminos de sabores, esta rama de diseño transmite un concepto o mensaje. Y ahí otra vez, entra en escena el juego, esta vez uno que desafía visualmente. Que provoca encontrar un tesoro escondido en la escena, tal como los juegos de búsqueda visual de niños y no tan niños.
Además de ello, el estilismo culinario no solo abarca alimentos, sino toda la puesta. Es por eso que en grandes montajes, además por supuesto del chef, suelen diferenciarse dos tipos de estilistas que trabajan en combinación:
• El Food Stylist encargado de montar la comida o alimentos. Muchas veces suele ser el propio chef, cuando este tiene aristas estéticas o estudios afines.
• El Prop Stylist encargado de montar los elementos de la escena que no sea comida pero que la enmarque y la pondere, como ser platos, cubiertos, etc. Es quien trabaja sobre la colocación de objetos con fines visuales independientemente de que exista funcionalidad o sean totalmente decorativos.
Ellos saben todos los trucos y técnicas. En realidad saben de juegos y de sus reglas. Lo cierto es que los estilistas culinarios y los diseñadores de caminos de sabores son como magos, transforman platos de comida en suculentas creaciones y experiencias espaciales.
¿Cómo se crea un evento gastronómico desde estos tipos de diseño especializado?
Independientemente al menú, un evento gastronómico personal (aniversario, boda, etc.) institucional, o comercial, se plantea desde la experiencia a ofrecer.
Cotidianamente hacemos esto sin darnos cuenta, aunque de manera muy rudimentaria. Basta observar a alguien cuando decide festejar un cumpleaños y piensa en comida, pero también en música, en sillas, en decoración, en una película o una actividad para compartir. Incluso cuando el fin lo justifica, es natural pensar en buscar a un profesional que simplemente coordine los rubros involucrados. Ahora bien, cuando todo ello queda en manos de un profesional especialista en diseño, un evento gastronómico alcanza un nuevo nivel. Este en general aplica leyes del diseño de juegos, o sea de gamificación. ¿Quieres jugar?
MENSAJE O CONCEPTO Y LA EXPERIENCIA: El territorio del Diseñador de Caminos de Sabores
La comida es un medio y una excusa para contar historias. Esto ocurre desde tiempos inmemorables donde los hombres se juntaban a comer y a escuchar relatos, transformándose en todo un evento. Esto es porque una comida es más que compartir alimentos, es una forma de relacionarnos entre nosotros. Y esto se potencia cuando hay una razón poderosa para hacerlo, como el honrar a alguien o festejar algo.
Ahora bien la comida y todo lo que gira a su alrededor también es una oportunidad para ofrecer experiencias asombrosas e inolvidables.
He aquí donde ingresa el diseño. En definir el sentido o el concepto que se quiere que los participantes experimenten (por ejemplo que conozcan una determinada temática, que perciban una determinada sensación, etc.) y el modo de hacerlo.
Para lograrlo el Diseñador Culinario, mira a la comida como lo que siempre fue: un hecho cultural. De manera concreta y consciente fusiona cultura y gastronomía para encontrar una idea. Algo que se conoce como un hecho Gastrocultural. Trata de pensar, para luego ofrecer, propuestas que unan experiencias culinarias y culturales como la interpretación de una obra de arte de forma alimenticia, un maridaje de vino queso y música, recetas históricas, etc. Unido siempre todo por el concepto general que actúa como directriz. Para luego profundizar en el guion de exploración de momentos y sabores que deberán construir la travesía. O sea diseñará la búsqueda del tesoro gastronómico o gastrocultural.
Así, la gastronomía y la cultura se funden para disfrutarse desde otra perspectiva, brindando experiencias inéditas y memorables a partir de proponer interacciones distintas para el comer o disfrutar. Algo que hará de un simple evento algo memorable y único.
LA PUESTA: El territorio de los Estilistas Culinarios
La puesta general es la gran escenografía donde los sabores y situaciones proyectadas adquirirán una nueva dimensión. De ella resulta el mundo para explorar, interactuar, disfrutar y degustar a partir del diseño de sabores que se pretende, o de la idea general buscada.
Se trata de materializar todo lo necesario para llevar adelante la experiencia. De elegir el territorio a recorrer en la búsqueda del tesoro.
La Puesta general y la Vajilla: El territorio del Prop Stylist
Los tipos de puestas o mundos diseñados para un evento son infinitos, no solo al considerar los fines buscados, sino porque pueden variar los objetos y complementos que se necesitan, como las dinámicas de interacción y movimiento de las personas, y el tipo de degustación.
O sea hablamos de las reglas con las que plantearíamos el juego gastronómico o gastrocultural.
Por ejemplo pueden incorporarse ideas vanguardistas como servir la comida colgada o echar mano a la típica comida sobre una mesa. Su antecedente es el conocido "Arte en Mesa", e incluye como aquel, el diseño desde el mantel hasta el último detalle, pero con un planteo más profundo.
Al margen de ello, al tratarse de un evento gastronómico, independientemente a la puesta general, ha de ponerse principal atención a los elementos que servirán como soporte de la comida y su forma de uso. Es por eso que habitualmente se piensa en la vajilla como el elemento principal, o quizás la llave de ingreso a la experiencia gastronómica por ser el objeto de relación inmediata con la comida (aunque en un simple brindis hablaríamos solo de soportes para bebidas)
La vajilla, o aquello que cumpla su función, es un lienzo para dibujar o realizar una obra culinaria. Un medio para expresarse, para comunicar, más allá de la funcionalidad de sostener el alimento.
¡Aquí está permitido jugar con la vajilla y los cubiertos! Algo que nos prohibían quizás por seguridad cuando éramos niños.
Dependiendo de la forma del comer hay platos y soportes individuales, o comunales y fuentes para que los comensales se sirvan.
Todo ello depende de cada propuesta culinaria y del tipo de servicio, del que aquí no daremos detalles, ya que la idea es centrarnos en cómo hacer que los soportes de alimentos pueden montarse previamente para expresar la idea buscada (o sea emplatarse o enfuentarse)
¿Te gustan los juegos de fichas? ¡Juega con las piezas!
La puesta segura Soportes neutros, en lo posible color pastel, o blanco, sin dibujos. Grandes y lisos si se trata de platos, donde la comida, aunque sea generosa, no los llene por completo. La forma puede variar, no es un problema. Se puede optar también por vajillas clásicas solo si tienen una decoración sencilla en los bordes. Permiten que la atención se concentre en la comida y que lo que brille sean los ingredientes y no el contenedor, pues nunca competirán a nivel visual, los colores se verán más vivos y las texturas, más interesantes. Por este motivo, los chefs de los restaurantes de todo el mundo prefieren los platos blancos, porque generan contraste. Si en cambio no se tratasen de platos tradicionales, sino de soportes alternativos individuales o colectivos ha de seguirse la misma regla, la neutralidad, que haga que los contenedores solo sean un fondo, un bastidor para la obra artística culinaria.
La a-puesta impactante Aunque también hay excepciones. Los buenos pintores no siempre pintan en bastidores blancos. Saben hacerlo en distintos soportes, y sorprenden cuando conquistan escenarios. Platos especiales con diseño, cierto esquema de color, o hasta exóticos pueden ser de la partida. También contenedores habituales de otras disciplinas como tubos de ensayo o ganchos. Aquí realmente es donde se ve el desarrollo de un estilista culinario, principalmente de un “prop stylist”, o de alguien que sabe seguir sus reglas. La combinación de comida- soporte debe formar un todo que no compitan por la atención, sino que se complementen y sobretodo que formen una alianza para ofrecer una experiencia distinta.
No hay que olvidar que, más allá de este elemento inmediato deben tomarse en cuenta el resto de los componentes. Nadie gana una guerra solo, ni aun la mayor de las delicias. Los cubiertos, las copas y la mantelería de existir, son piezas del mismo juego, que realzarán el aspecto general del platillo, por más que no tengan relación directa con la comida. Y cada uno podrá ser un arma secreta a la hora de sorprender y emocionar
La Presentación Culinaria y El emplatado o el Enfuentado: El territorio del Food Stylist
Una vez que el tablero del evento gastronómico y las piezas están planteadas habrá que pensar cómo se monta en ello la gastronomía. El emplatado (y el enfuentado cuando se trata de fuente) es la acción de ubicar los elementos de una preparación alimenticia en un plato u otro soporte con el fin de otorgar al comensal facilidad entre otras cosas, para consumirlo. De hecho en un principio solo se trataba de funcionalidad; pero con el tiempo el montaje tomó riendas artísticas, comenzó también a ser parte del juego mayor, donde se busca sorprender y emocionar.
¿Cómo se monta este juego?
El montaje variará según el tipo de creación gastronómica (está claro que una sopa no es igual a un sándwich), y también del tipo de servicio. No es lo mismo comer sentados que de pie, ni utilizar cubiertos o tomar los alimentos con las manos.
De cualquier forma existen ciertos criterios para el montaje que van desde formas básicas o típicas, a elaboradas o atípicas. En las primeras prevalece el colocar prolijamente el alimento, y en las segundas impactar estéticamente y hasta desafiar la vista y demás sentidos con su colocación. En estas últimas es donde se ve el real trabajo de un food stylist.
Si hablamos por ejemplo de emplatar (platos tradicionales) cabe mencionar la manera tradicional con un orden (el plato se estructura como un reloj: Proteína y salsa a las 6, guarniciones a las 2 y 10 respectivamente), o la no tradicional (cuando se rompen todos los esquemas y olvidamos lo anterior) A su vez, en el esquema no tradicional hay dos vías: Estructurado: Los elementos se unen y forman una especie de estructura apilada, y se juega con la altura y la habilidad arquitectónica de quien diseña el platillo. O Disperso: los elementos se distribuyen por todo el plato, el ítem principal va al centro y es rodeado por el resto. Aquí la altura no entra mucho, pero los elementos se lucen individualmente.
Independientemente de montajes típicos o atípicos, se puede trabajar sobre el ingreso de los platos o soportes con la comida al lugar de la puesta. ¿Se apagan las luces? ¿Con un sonido especial? Aquí ambos estilistas trabajarán de la mano para que la puesta general y el montado gastronómico específico se vea espectacular en todo momento, dando inicio a una buena partida.
Nuestra experiencia
A lo largo de nuestra trayectoria de crear experiencias espaciales trabajamos con distintos tipos de arquitectura y diseños especializados, algunos vinculados a la gastronomía y el diseño efímero. En esos casos, muchas veces como broche de oro de un proyecto diseñamos un evento gastrocultural. Con el tiempo, aquellos diseños, terminaron por dar forma a un emprendimiento propio del estudio: Bonplat
Bonplat ofrece experiencias espaciales gastroculturales para eventos. Cada una es una ambientación y una experiencia prediseñada que “lo organizan todo”, y que viene de manera simple en un pack, caja, kit o puesta.
De este modo llevamos el diseño especializado culinario a los eventos cotidianos, que habitualmente no lo tienen. Y abrimos la puerta al juego. Cada propuesta se personaliza, y posee implícito un plan de diseño de camino de sabores, uno de prop stylist incluso consejos de food stylist. Siendo así compatible con menues simples que puede ofrecer el anfitrión (los llamados del paquete a la mesa) o con menúes gourmet. En todos los casos el diseño especializado proveerá de un buen marco para una experiencia inolvidable.
Bonplat Classic, propone vivir la felicidad por medio de modos legendarios encontrando referencia en culturas, momentos históricos, tradiciones ancestrales o épocas determinadas que le aportan espíritu y marcan la experiencia espacial gastrocultural. Mientras que Bonplat Mythical, propone un diseño basado en Mitos. Bonplat Express, en cambio, ofrece una aventura a experimentar. Y finalmente Bonplat Instant, desafía a resolver un enigma.
De este modo, cada diseño especializado plantea una atractiva experiencia espacial-gastrocultural a quienes formen parte. El centro de la ambientación es la mesa, foco de reunión de cualquier evento desde épocas ancestrales, y se extiende al resto del espacio con elementos puntuales acorde a cada diseño, estimulando no solo al gusto, sino al resto de los sentidos y sobretodo al cerebro. Creemos que el eje de una experiencia espacial gastrocultural, se basa en ofrecer, en su sentido más amplio “un buen plato”, y de ahí el nombre de nuestro emprendimiento: Bonplat.
Se trate de casi una postal creada por un Estilista Culinario, o de todo un recorrido planteado por un Diseñador de Camino de Sabores, el Diseño Especializado aplicado a la Gastronomía, siempre propone una travesía multisensorial que busca imprimir sentimientos, un buen juego para compartir donde todos ganan.